Hubiera o hubiese saltado la albarrada

Anoche revisité la película de Woody Allen, Another Woman. No recordaba cuán maravillosa es. Me fascinaron las secuencias de los sueños, el guión, la música (la rola Perdido de Brubeck, hay una canción de Teddy Wilson y varias de Bach). Ma pareció que esta película es evidencia suficiente para refutar la postura de Woody cuando dice que no él es del tipo intelectual. También recalco la pintura de Klint, Hope. Hay secuencias memorables como aquella donde la protagonista le regala a su primer esposo (cuyo hijo abortó) una máscara de la puesta en escena de la Gioconda y se besan, ella con la máscara puesta; o el recuerdo de cuando el padre de la protagonista obklga a su hermano a trabajar para que ella asista a la universidad. Hay un diálogo fabuloso entre ella y Gene Hackman (un escritor que pretende a la protagonista).
En general, la cinta trata sobre una doctora en filosofía que intenta escribir un libro sobre filosofía germánica y para mantener el ritmo de trabajo renta un cuarto en el centro, ahi se da cuenta que puede escuchar las sesiones de un sicólogo que atiende en el cuarto de al lado, las sesiones de una mujer neurótica al borde del suicidio, hacer que ella reflexione sobre su vida y se dé cuenta de que su matrimonio está estancado, pero también pone en tela de juicio su moral y sus juicios, percatándose de lo dura que había sido con su hermano. Finalmente, ella descubre una infidelidad de su esposo y decide apartarse y reiniciar su vida, tras replantearla.
Ver a Mia Farrow en un personaje secundario de tanta personalidad me llevó a pensar en lo íntimamente ligada que está la actriz al concepto de buen cine allenesco que tengo.
En fin, me gustaría que la siguiente película de Woody sea la mitad de buena que Another Woman.

No puedo creerlo pero durante varios días he tenido algo extraño que, para fines prácticos denominaré envidia, del nick de msn de un vato. He visto cómo encontró a alguién de ojos verdes y cómo esa persona lo ha obsesionado pasionalmente, he visto en su nick la evolución de su enamoriamiento y me ha dado una incontrolable necesidad de tener pasiones semejantes.
Lo impenetrable es la llana pregunta de cómo se puede tener envidia de una lista de frases sugerentes, de una secuencia de nicknames.